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El derecho a protesta en tiempos de pandemia

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La Constitución Nacional aún vigente, al menos en la forma, protege las libertades ciudadanas y establece sus limitaciones, las formas de ejercerlas, su protección y el mecanismo para suspenderlas.

Particularmente, hay dos libertades siempre difíciles de conciliar: la libertad de Circulacion de ir y venir, con la libertad de expresión y de protesta.

Tan importante es una, como la otra. En un Estado Democrático, el esfuerzo de las autoridades debe estar dirigido a encontrar ese equilibrio.

El problema radica cuando nuestras Instituciones no funcionan, el Estado no es de Derecho, o como ocurre en estos momentos, la demagogia conduce los destinos nacionales.

En la acción que se puede apreciar en fotografías y vídeos vemos una carga policial contra manifestantes sentados en una calle, sin utilizar barricadas, ni lanzar piedras.

El despliegue policial es interesante. La carga es de lo más llamativa. Protegidos por sus escudos, frente a manifestantes que no los amenazaban, ni les lanzaban cosas, ni se escondían detrás de barricadas, ni de máscaras. Nos preguntamos si otra vía de desalojo no era posible?

En el pasado reciente hemos visto por televisión protestas violentas, con barricadas y quemas de llantas y manifestantes violentos, donde la policía no interviene, esperando que los manifestantes se cansen y desalojen.

Por qué en unas protestas pacíficas si proceden al desalojo y en otras no? La razón sólo la podremos encontrar en una cierta mentalidad retorcida de que la Ley se aplica cuando el funcionario encargado decide arbitrariamente.

En estos tiempos de pandemia Institucional. En Estos tiempos de Covid mental. Cuando el Estado de Derecho ha desaparecido y las libertades ciudadanas han sido reducidas a la sola posibilidad de existir, de respirar, de comer y de medio dormir… nos vemos con que protestar parece ser un crimen más grave que violar reiteradamente la Constitución.

En momentos en que se necesita una reacción social para defender lo poco que nos queda de nuestros derechos, la protesta ciudadana es la única arma pacifica que nos queda frente a un Estado Antidemocrático y cada vez más policial.

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Parece ser que protestar, en tiempos de pandemia Institucional es un acto de rebelión, de desobediencia y de alteración del orden público intolerable, aunq no se haya lanzado ni una sola piedra.

Queremos recordar que las garantías y libertades ciudadanas no han sido suspendidas y, por tanto, la protesta efectuada está amparada por la Constitución que las autoridades deberían respetar.

Ariel I. Corbetti
14 de agosto de 2020

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