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DERECHO A RÉPLICA INTEROCEANIC SUPPLY SERVICES Y MANUEL HERNÁNDEZ.
Este es un Drecho a réplica basado en la Ley 22 de 2005, en su artículo 2.
Noticias
Panamá conmemora el 35° aniversario de la invasión con una romería en el Jardín de Paz
A 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá, se llevó a cabo una solemne romería en el Cementerio Jardín de Paz para recordar a las víctimas de aquel trágico suceso del 20 de diciembre de 1989. Familiares, sobrevivientes y representantes del Gobierno se reunieron para rendir homenaje a los caídos, en una ceremonia marcada por el respeto y la memoria.
El acto estuvo encabezado por el canciller Javier Martínez Acha, quien fungió como orador principal en representación del Gobierno Nacional, ante la ausencia del presidente José Raúl Mulino. Martínez Acha destacó la importancia de recordar estos hechos para sanar heridas históricas y reafirmar el compromiso del país con la justicia, la memoria y la dignidad de las víctimas.
La ceremonia estuvo marcada por momentos de recogimiento, donde los asistentes depositaron flores en las tumbas de los fallecidos. También se realizaron oraciones y actos simbólicos en honor a los cientos de panameños que perdieron la vida durante la operación militar conocida como “Causa Justa”.
El 20 de diciembre se ha convertido en una fecha de profundo significado para el país, un día en el que Panamá mira hacia atrás con dolor, pero también con la determinación de seguir construyendo un futuro de paz y soberanía.
La ausencia del presidente Mulino en el acto fue notoria, pero la presencia del canciller Martínez Acha garantizó que el Gobierno mantuviera su compromiso de recordar y honrar a quienes fueron víctimas de uno de los episodios más dolorosos de la historia reciente de Panamá.
Opinión
REFLEXIÓN SOBRE LA GENERACIÓN ENERGÉTICA SOLAR EN PANAMÁ Y LA SOSTENIBILIDAD
POR: RODERICK R. GUTIÉRREZ PÉREZ
PRESIDENTE DE LA CÁMARA MINERA DE PANAMÁ
ESPECIALISTA EN GESTIÓN Y PLANIFICACIÓN AMBIENTAL
Como especialista en Gestión y Planificación Ambiental y Presidente de la Cámara Minera de Panamá, considero fundamental abordar la reciente información presentada en el artículo de Mileika Lasso, titulado “El 11,4 % de la generación energética de noviembre en Panamá es solar”, publicado en un medio impreso local. Este artículo no solo celebra un hito en la capacidad de Panamá para cubrir el 100% de su demanda eléctrica con fuentes de energía renovable, sino que también nos invita a reflexionar sobre los desafíos y oportunidades que enfrentamos en la lucha contra el cambio climático.
Panamá ha logrado avances significativos en la diversificación de su matriz energética, alcanzando un 11,4% de generación eléctrica a partir de energía solar, lo que equivale a 186,62 megavatios (MW). Estos esfuerzos reflejan nuestro compromiso con un futuro sostenible. Sin embargo, debemos reconocer que, aunque estos logros son dignos de celebración, representan solo una parte de una solución más amplia, que incluye la explotación responsable de nuestros recursos minerales.
En este contexto, el cobre se posiciona como un mineral crítico, no solo para el desarrollo sostenible de Panamá, sino también a nivel global. Según informes oficiales, este metal fue incluido en 2023 en la lista de minerales críticos para la lucha contra el cambio climático por parte de Estados Unidos. No cabe duda de que el cobre es esencial para la fabricación de tecnologías limpias, como paneles solares, turbinas eólicas y vehículos eléctricos, fundamentales para reducir las emisiones globales de carbono.
Si evaluamos las estadísticas reales, un proyecto como Cobre Panamá no solo representó el 4,5% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, sino que también fortaleció significativamente nuestra balanza comercial, al generar el 76% de las exportaciones nacionales. Además, realizó compras locales por un valor de $888 millones de dólares, fortaleciendo la economía y creando empleos en comunidades que enfrentan preocupantes niveles de desigualdad económica. La salida de este proyecto de la economía nacional en 2023 dejó un vacío importante en estas áreas.
Adicionalmente, Cobre Panamá contribuyó con aproximadamente el 1,5% de la producción mundial de cobre. Este aporte es crucial en el contexto de la necesidad global de este mineral para la transición hacia energías más limpias. Por cada tonelada de cobre extraída y procesada, se fomenta un ciclo productivo que facilita la fabricación de tecnologías clave en la lucha contra el cambio climático.
No obstante, mientras celebramos nuestros logros energéticos, debemos abordar las contradicciones en el discurso ambiental. Muchos grupos que abogan por la reducción de emisiones y la promoción de energías limpias a menudo se oponen a la minería sostenible. Este enfoque ignora que alcanzar nuestros objetivos climáticos requiere imperiosamente minerales como el cobre. Su explotación responsable puede ser una parte crucial de la solución, no solo para reducir la huella de carbono, sino también para generar oportunidades equitativas que mejoren la calidad de vida de los panameños en áreas vulnerables.
Además, es esencial reconocer que, aunque la conservación de áreas protegidas es vital, esta labor enfrenta amenazas debido a la falta de alternativas económicas para las comunidades aledañas. Sin empleos estables y bien remunerados, estas comunidades pueden verse obligadas a expandir actividades como la agricultura y la ganadería hacia nuevas tierras, afectando la integridad de los ecosistemas. Este fenómeno ha sido uno de los mayores desafíos para nuestras áreas protegidas.
Panamá tiene el potencial de ser no solo un protector de su biodiversidad, sino también un actor clave en la economía circular y la producción de energía limpia. Podemos liderar un modelo que combine la minería responsable con el desarrollo de energías renovables, demostrando que la sostenibilidad y el crecimiento económico pueden coexistir.
En conclusión, el camino hacia un futuro sostenible debe ser integral, reconociendo la importancia del cobre y valorando su papel en la transición energética global. Panamá tiene la oportunidad de hacer una diferencia significativa, no solo para su propio desarrollo, sino también para el bienestar del mundo. Solo a través de la colaboración de todos los sectores podremos construir un panorama más resiliente y próspero, donde el desarrollo económico y la protección ambiental vayan de la mano, permitiéndonos enfrentar los desafíos del cambio climático y la desigualdad económica.