Protestan contra abusos en albergues del SENNIAF
Opinión
Tres versiones de una misma reunión: ¿A quién le creemos?
El torbellino político que ha generado la reciente visita del secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, a Panamá ha dejado una estela de versiones encontradas. Tres, para ser exactos. Tres relatos distintos de un mismo encuentro, lo que nos obliga a preguntarnos: ¿quién está diciendo la verdad?
Primera versión: la de Mulino. Apenas terminada la reunión con Rubio, el presidente panameño salió a dar la cara y explicar lo que, según él, sucedió. Según su relato, fue una conversación diplomática, cordial, donde Panamá dejó claro que el Canal no está en juego y que cualquier tema tarifario lo maneja la Autoridad del Canal de Panamá (ACP). Además, Mulino aprovechó para echarle una pulla a los estadounidenses, recordándoles que si los chinos tienen presencia en los puertos panameños es porque EE.UU. ha descuidado su inversión en la región. También anunció que no renovará un acuerdo comercial que Varela firmó con China, aunque dejando en claro que esto no afecta las relaciones diplomáticas.
Segunda versión: la del Departamento de Estado. En papel, el gobierno estadounidense pintó otro panorama. Según su comunicado, Rubio fue a Panamá con una actitud de “sheriff del hemisferio”, exigiendo que se tomaran cartas en el asunto sobre la presencia china en el Canal y lanzando una especie de ultimátum sobre posibles medidas si no se cumplía con sus exigencias. Un mensaje agresivo que mantiene viva la narrativa trumpista de que los chinos “controlan el Canal de Panamá”, un relato que no tiene asidero en la realidad pero que les es políticamente útil.
Tercera versión: la de Marco Rubio… o más bien, su silencio. Porque aunque el funcionario estadounidense dio una conferencia de prensa en Albrook, no dijo absolutamente nada sobre el Canal de Panamá. Ni una palabra. Ni mención al supuesto ultimátum, ni advertencias sobre China, ni reafirmaciones de lo que Trump viene cacareando. Nada.
Y aquí es donde vale la pena detenerse a leer entre líneas. Sabemos que Trump es un experto en construir realidades paralelas y discursos incendiarios, pero no necesariamente todos en su equipo están dispuestos a seguirle el juego al pie de la letra. Rubio, a diferencia de su jefe, sí tiene que pensar en su carrera política y no puede darse el lujo de andar mintiendo descaradamente como si nada. Es probable que, después de recorrer el Canal y hablar con las autoridades, haya notado que el cuento de la “presencia china” no es más que eso: un cuento.
Entonces, ¿a quién le creemos? Si hay algo claro en política, es que el papel lo aguanta todo. Pero cuando el propio emisario de EE.UU. evita mencionar el tema del Canal en su conferencia de prensa, el mensaje es claro: o no le quiso dar respaldo público a las amenazas de su jefe, o simplemente no había nada que decir porque no hay tal “invasión china” en el Canal.
Por eso, si hay que escoger entre las tres versiones, la de Mulino es la más creíble. Fue el único que dio la cara y habló al país. Mientras el Departamento de Estado se refugió en un comunicado agresivo y Rubio simplemente prefirió el silencio, Mulino por lo menos explicó su postura. Al final, lo que ocurrió a puertas cerradas solo lo saben ellos, pero los signos públicos son suficientes para darnos una idea de lo que realmente pasó.
Ahora queda la pregunta: ¿cuánto tiempo más seguirá EE.UU. alimentando esta narrativa falsa? Y lo más importante: ¿cuánto tiempo más permitiremos que lo hagan?
Noticias
Panamá conmemora la gesta patriótica del 9 de enero de 1964 en ceremonia solemne
Este jueves, Panamá recordó con solemnidad los eventos del 9 de enero de 1964, fecha en la que un grupo de valientes estudiantes enfrentó a las fuerzas militares estadounidenses en la Zona del Canal, marcando un antes y un después en la lucha por la soberanía nacional. La ceremonia principal se llevó a cabo en la Llama Eterna del Centro de Capacitación Ascanio Arosemena, con la participación de autoridades, familiares de los mártires y representantes del Movimiento 9 de Enero.
El presidente José Raúl Mulino, acompañado de miembros de su gabinete, encabezó el acto conmemorativo y depositó una ofrenda floral en honor a los mártires que perdieron la vida defendiendo el derecho de los panameños sobre su territorio. Durante la ceremonia, se resaltó la valentía de los estudiantes que, armados únicamente con una bandera panameña, desafiaron a las tropas estadounidenses, desatando una represión que dejó varios muertos y heridos.
Además del acto en la Llama Eterna, se realizó una romería en el Cementerio Jardín de Paz, donde reposan los restos de algunos de los mártires. Familias y autoridades depositaron flores en las tumbas y ofrecieron oraciones en memoria de los caídos, recordando su sacrificio como un pilar en la consolidación de la soberanía nacional.
El historiador Omar Jaén Suárez, quien fungió como orador principal en la ceremonia en Ascanio Arosemena, destacó que el sacrificio de los mártires no fue en vano, ya que su valentía impulsó un movimiento que culminó con la firma de los Tratados Torrijos-Carter y la devolución del Canal a manos panameñas. “Es un legado de soberanía que debemos proteger y honrar”, señaló Jaén Suárez durante su intervención.
En el acto, los familiares de las víctimas también tomaron la palabra para recordar a sus seres queridos, cuyo sacrificio es considerado un pilar fundamental en la consolidación de la identidad panameña. Representantes del Movimiento 9 de Enero, por su parte, hicieron un llamado a mantener vivo el espíritu de lucha y a recordar la importancia de esta fecha en la historia nacional.
Este homenaje anual no solo recuerda a quienes ofrendaron sus vidas, sino que también reafirma el compromiso de Panamá con la defensa de su soberanía y la preservación de su historia.
La jornada incluyó otros actos conmemorativos a nivel nacional, como actividades culturales, izadas de bandera y charlas en escuelas, para educar a las nuevas generaciones sobre el significado del 9 de enero.
Internacionales
Edmundo González visita Panamá: un paso más en la crisis venezolana
Panamá recibió este martes al líder de la oposición venezolana, Edmundo González Urrutia, en una visita que busca reforzar su victoria en las elecciones presidenciales de Venezuela. Aunque su triunfo no ha sido reconocido por el régimen de Nicolás Maduro, González fue recibido por el presidente panameño José Raúl Mulino en el Palacio de las Garzas, en lo que representa un claro gesto de respaldo político.
Durante su estadía, González reiteró que “la soberanía popular es innegociable”, subrayando la importancia de respetar la voluntad de los votantes venezolanos. El líder opositor enfrenta una dura disputa por el reconocimiento internacional, mientras que Maduro sigue aferrado al poder, pese a las crecientes críticas.
Panamá y su rol en la custodia de las actas
Un elemento central en esta visita es el hecho de que Panamá custodia el 85% de las actas electorales que, según González, confirman su victoria. La decisión de almacenar estos documentos fuera de Venezuela refleja la falta de confianza en las instituciones del país sudamericano. “Es un acto de responsabilidad frente a las constantes violaciones a la transparencia por parte del régimen de Maduro”, señaló González.
El presidente Mulino, por su parte, destacó la importancia de garantizar la seguridad de estas actas, que representan pruebas clave en un proceso electoral bajo constante escrutinio. Sin embargo, este respaldo también posiciona a Panamá en un terreno delicado, al ser parte activa en un conflicto político que polariza a la región.
Posturas divididas en la región
La visita de González a Panamá ocurre en un contexto de crecientes tensiones diplomáticas en América Latina. Mientras algunos gobiernos como el de Gustavo Petro en Colombia han rechazado asistir a la investidura de Maduro, calificando las elecciones como “no libres”, otros mantienen una postura ambigua.
Javier Martínez Acha, un aliado de González, fue contundente en su evaluación: “El señor Maduro es un candidato derrotado”. Estas declaraciones reflejan el creciente aislamiento de Maduro en la región, aunque también dejan en evidencia la falta de consenso internacional sobre cómo abordar la crisis venezolana.
Un panorama incierto
Aunque la visita de González a Panamá refuerza su estrategia de búsqueda de reconocimiento internacional, el camino hacia una transición política en Venezuela sigue siendo incierto. La crisis no solo afecta al país sudamericano, sino que también repercute en las dinámicas diplomáticas de la región, donde cada vez más países parecen tomar distancia del régimen de Maduro.
En este escenario, la presencia de González en Panamá pone de relieve el papel del país como un punto estratégico en la custodia de pruebas y la mediación de conflictos, pero también lo expone a tensiones que podrían escalar en los próximos meses. Por ahora, la atención está puesta en cómo Panamá maneja esta responsabilidad y en si otros países seguirán el ejemplo de respaldar a González como líder legítimo de Venezuela.